Esta semana he estado reflexionando en esta pregunta. ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué no podemos simplemente cambiarnos un chip y funcionar con normalidad? Parece broma que justo estos días las pizzas se ponen en oferta; la vecina nos trae tamales de puerco, algún familiar llega de visita, o tienes que viajar, entre otras cosas. Cuan difícil es vivir vidas consagradas. Para Daniel y sus amigos (estando en la corte del rey Nabucodonosor) lo mas fácil hubiera sido dejarse llevar por la corriente. Después de todo Dios mismo los había llevado a Babilonia.
Pero no se dejaron llevar. Al contrario, resistieron a manjares deliciosos con tal de guardar sus vidas en consagración a Dios. Pero, ¿qué tiene que ver la comida con la consagración a Dios? Parece que mucho. En la escritura vemos una y otra vez al ayuno (es decir, a la abstención de alimentos) asociada a momentos en que sus siervos se apartan para escuchar con mas claridad a Dios. Lo hizo Moisés, Elías, Ester, Daniel, y Jesús mismo.
No te desanimes, continua ayunando. Solo queda una semana mas. Pero puedo casi garantizarte que si logras vencer tus antojos y controlar tu estomago, en las siguientes semanas será mas fácil para ti vencer otros apetitos que probablemente han dominado tu vida durante ya una buena temporada. ¡Sigamos ayunando!